viernes, 31 de marzo de 2017

Tercera Ley de Newton (principio de acción y reacción)

Sir Isaac Newton fue entre otras cosas, un matemático, filósofo y físico de origen ingles a quien se le deben las leyes que llevan su nombre y que establecen las bases de la mecánica clásica, y en particular aquellas que hacen relación al movimiento de los cuerpos.
Una de estas leyes conocida como la Tercera Ley de Newton, o principio de la acción y reacción, dice que a cada acción corresponde una reacción igual, pero de sentido contrario, o en otras palabras en cualquier interacción hay un par de fuerzas de acción y reacción situadas en la misma dirección con igual magnitud y sentidos opuestos. En términos más sencillos si golpeamos una mesa con fuerza, la sensación de dolor que sentimos es producida por la mesa que ejerce la misma fuerza sobre nuestro puño.
Esta misma interacción la podemos encontrar en muchas circunstancias de nuestra vida, y no solo en lo concerniente a movimientos y fuerzas aplicadas, sino también en la forma en que nos desenvolvemos en nuestro diario andar.
Salomón el hombre más sabio que ha existido a través de los tiempos (1 Reyes 4:30-31) y autor del Libro de los Proverbios ya lo dijo, la blanda respuesta aplaca la ira, en cambio la lengua áspera hace subir el furor (Proverbios 15:1). Dicho de otra forma, si queremos que nuestros oídos perciban palabras agradables (reacción), pues entonces debemos aplicar una acción igual, pero en sentido contrario. Es así de simple, y no existe otra manera. Para cosechar manzanas no puedo plantar limoneros.
Algo similar ocurre con el servicio a los demás. A quién no le agrada recibir ayuda de la gente que le rodea? Me atrevería a decir que, a todos nosotros en los momentos de angustia, dolor y necesidad, nos agrada que la gente que está alrededor de uno, le brinde su ayuda y colaboración (reacción). Pero deberíamos preguntarnos, sí por nuestros actos (acción) somos merecedores de dicha reciprocidad.
En este punto surge la pregunta del por qué debemos dar nosotros el primer paso (acción), y por qué no podríamos ser nosotros quienes reaccionan en vez de ser los que accionan?? Jesús dijo que sí alguno quería ser el primero en el Reino de los Cielos, debería hacerse el servidor de todos y ser el postrero (Marcos 9:35 parafraseado), por lo tanto debemos ser nosotros quienes demos el primer paso (acción) antes de esperar que sea nuestro prójimo quien lo haga, y debemos actuar de esta manera no solo con nuestro círculo más íntimo, o con quienes no tenemos ningún tipo de dificultad, sino inclusive con aquellos de los que nos separa alguna diferencia, y hasta con quienes no conocemos, puesto que también sobre ellos Dios hace salir el sol (Mateo 5:38-46 parafraseado).
Del mismo modo ocurre en nuestra relación con Dios, puesto que sí bien es cierto que los pensamientos que tiene Dios para cada uno de sus hijos son pensamiento de bien y no de mal (Jeremías 29:11 parafraseado), y de hecho en su Palabra existen más de tres mil promesas para cada uno de nosotros, para poder activarlas Él nos pide que las guardemos y pongamos por obra (acción), y no solo una parte, sino todo lo que en ella, la Biblia, se nos indica que hagamos puesto que entonces haremos prosperar nuestro camino y todo nos ira bien (reacción) (Josué 1:8 parafraseado).
Dios es un Dios misericordioso, quien nos amó con un amor ágape o incondicional aun antes de la fundación del mundo (Efesios 1:4), pero sin fe (acción) es imposible agradarlo puesto que el que a Él se acerca, es necesario que crea que existe y que es galardonador de los que le buscan (Hebreos 11:6 parafraseado).
Hoy Dios pone delante de nosotros la vida y la muerte, escojamos pues la vida andando en sus mandamientos y amándolo (acción), para Jehová nuestro Dios nos bendiga y seamos multiplicados (reacción) (Deuteronomio 30:15-16 parafraseado)
En una escena de la película El Gladiador, el general romano Máximo Decimo Meridio arengando a sus hombres para la batalla, les dice que lo que uno hace en la vida (acción) tiene su eco en la eternidad (reacción), y más allá de la forma en que asumamos que sea esa eternidad, o como podemos acceder a ella, lo que hoy decidamos y la manera y el modo en que nos conduzcamos definirá nuestro destino en el más allá. Seremos herederos de Dios y coherederos con Cristo de la Gloria venidera (Romanos 8:17 parafraseado)? De nosotros depende!!

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