Corazón valiente, o en ingles Braveheart, es una película estadounidense histórica-dramática de 1995, dirigida, producida y protagonizada por Mel Gibson, basada en la vida de William Wallace, un héroe nacional escocés que participó en la Primera Guerra de Independencia de Escocia. Narra el enfrentamiento de los escoceses contra el poderoso y numeroso ejército inglés, por lograr la independencia, la que finalmente parece perdida puesto que el protagonista principal muere sin lograr su propósito.
Ubicándonos en el contexto, parecería ser una hazaña titánica, dado que un pequeño, mal unificado y con escasos recursos pueblo escoses se enfrenta a un numeroso y mejor equipado ejército inglés, que, debido al arrojo, valentía y convicción del personaje central de la película, aun después de su muerte, logra su objetivo, la independencia de Escocia.
Cuantas veces en la vida, cada uno de nosotros nos encontramos en situaciones similares? Cuantas veces las circunstancias que nos rodean, parecen invulnerables? Cuantas veces sentimos que las fuerzas y los recursos necesarios para logar pasar la dura y difícil prueba que tenemos en frente, parecen no ser suficientes?, O lo que es peor, creemos haberlo perdido todo?.
Es en estas situaciones, que muchas veces cuando nuestras fuerzas están prácticamente extintas, la reacción más natural sería querer tirar la toalla y abandonarlo todo. Entregarnos y dejar de luchar por nuestros anhelos, por nuestros sueños, y porque no también, por aquellas promesas que hemos recibido del Señor.
Es en esos momentos; cuando nos asaltan las dudas; cuando en nuestra mente los pensamientos nos dicen que no podremos alcanzar nuestro propósito; que debemos recordar y tener muy presentes las palabras de Jesús a sus discípulos cuando les aseguraba que en el mundo tendrían aflicción, pero que podían confiar en Él, puesto que ya había vencido al mundo (Juan 16:33, parafraseado), en otras palabras, les decía que debían ser valientes y confiar en Él.
La misma instrucción la recibió Josué, cuando debió guiar a los Israelitas a conquistar la tierra prometida luego de vagar por cuarenta años en el desierto. Esfuérzate y sé valiente fue la palabra que recibió del Señor (Josué 1:6-9), y no se lo dijo una, sino que tres veces, y es más en la tercera ocasión Dios le agregó que no tema ni desmaye, porque el Señor su Dios estaría con él, donde quiera que fuese. Que gran promesa!!!! Puesto que para Dios no hay nada imposible (Lucas 1:37 parafraseado).
Ahora bien, debemos saber, que, para activar dicha promesa en nuestra vida, existe una condición sine qua non y es la entera obediencia a su Palabra, no en partes, sino que al ciento por ciento.
En el mismo pasaje Dios le dice que guarde todo lo que está escrito en el libro de la ley, y que lo ponga en práctica. En otras palabras, no podemos pretender que todo nos resulte para bien, cuando no ponemos a Dios en nuestro accionar, ya que debemos saber, que, aunque hay caminos que al hombre pueden parecerle buenos, son caminos que conducen a la muerte (Proverbios 14:12 parafraseado).
Dios nos llama a tener fe en Él, y que le creamos a Él cuando nos dice que solo tiene pensamientos de bien y no de mal para sus hijos (Jeremías 29:11), porque después de todo, para aquellos que aman al Señor, todo les resulta para bien (Romanos 8:28 parafraseado), inclusive aquello que a los ojos del mundo pueda parecer una catástrofe.
Al igual que a Jairo, Jesús nos llama a no tener miedo, nos dice que solo tengamos fe (Marcos 5:36 NTV), recordemos que, al principal de la sinagoga, le habían avisado que su hija ya había muerto, y que no moleste más al Maestro, o en otras palabras que podía dar por perdido aquello por lo que había acudido a Jesús, nada menos que la vida de su hija.
Jesús dijo que, si puedes creer, para el que cree todo le es posible (Marcos 9:23), pero ocurre que cuando para nuestros sentidos naturales, hay cosas que resultan ilógicas o improbables, se requiere de mucha valentía para obrar conforme a la obediencia a Dios, a su Palabra, y a su voluntad, la que es buena, agradable y perfecta (Romanos 12:2), porque a pesar de que nosotros solo vemos un cuadro de la película, Dios ya tiene la imagen completa.
Al igual que Cristo deberíamos tener la valentía de decir que no se haga nuestra voluntad, sino la suya (Lucas 22:42 parafraseado), aun cuando eso implique pasar por la cruz del calvario, porque, después de todo, si el Señor es nuestro pastor, aunque andemos por el valle más oscuro, no deberemos temer, ya que Él estará a nuestro lado. Su vara y su cayado nos protegerá y nos confortará (salmos 23:4 NTV parafraseado).