Cada mañana cuando sale el sol, un nuevo día comienza, y con la aurora que llega nos aprestamos para enfrentar una nueva jornada, llena de proyectos, de planes y actividades que nos proponemos emprender, rutinas que cumplir, cuestiones que enfrentar, confiados en nuestras capacidades y fortalezas, dando por descontado que al final del día podremos hacer un balance de todo aquello y programarnos para el día siguiente, así sucesivamente todos los días de nuestra vida.
Muchas veces, ocurre que en medio de ese trajinar diario se presentan situaciones que nos sacan de nuestra zona segura o de confort, cosas que quizás escapen a nuestro control o no, pero, que impliquen algún tipo de trastorno en nuestra vida y que tal vez puedan ocasionarnos algo de estrés, ansiedad y porque no también preocupación, porque una cosa es segura y es que en este mundo tendremos aflicciones. Ya nos los advirtió el propio Jesús (Juan 16:33 parafraseado).
En el capítulo 6 de su carta a los Efesios, el apóstol Pablo nos dice que no luchamos contra enemigos de carne y hueso, sino contra gobernadores malignos y autoridades del mundo invisible, contra fuerzas poderosas de este mundo tenebroso y contra espíritus malignos de los lugares celestiales. (Efesios 6:12 NTV)
Entonces, la pregunta es, como reaccionar en esos casos? Como prepararnos para esas situaciones? Estamos librados a lo que podamos hacer con nuestras propias y limitadas fuerzas? La verdad es que no tenemos por qué enfrentar solos dichas situaciones. Es más no deberíamos esperar llegar a una situación extrema para activar nuestras armas de defensas.
Józef Poniatowski un militar polaco, mariscal imperial del ejercito de Napoleón Bonaparte, decía que la mejor defensa es el ataque, y si lo analizamos detenidamente parecería una apostura bastante acertada, porque después de todo el que pega primero pega dos veces.
Entonces, si el mundo está bajo el maligno, (1 Juan 5:19 parafraseado), y si su único objetivo es matar, robar y destruir (Juan 10:10 parafraseado), con qué armas podríamos enfrentarnos a este enemigo?
Debemos ser sobrios y velar en todo momento porque nuestro adversario anda como león rugiente buscando a quien devorar (1 Pedro 5:8 NTV parafraseado), por lo tanto, debemos orar sin cesar (1 tesalonicenses 5:17), sin afanarnos por nada, sino que sean conocidas nuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego con acción de gracias (Filipenses 4:6 parafraseado). En otras palabras, estás triste? Ora!, Estás angustiado? Ora!, Estás feliz? Con más razón ora y agradece al Señor (Santiago 5:13 parafraseado), pero por favor no lo hagas con vanas repeticiones (Mateo 6:7 parafraseado) sino derramando tu corazón delante de Dios, porque, que padre no ansia tener una relación así con su hijo?
Jesús nos enseñó que si pedimos recibiremos, y que si buscamos hallaremos, y que cuando llamemos se nos abrirá (Lucas 11:9 parafraseado), y que si pedimos en su nombre recibiremos, para que nuestro gozo sea cumplido (Juan 16:24), porque después de todo, acaso Dios no hará justicia a sus escogidos, que claman a Él día y noche? (Lucas 18:7 parafraseado). Porque, si nosotros siendo malos, sabemos dar buenas dádivas a nuestros hijos, cuanto más nuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que se lo piden? (Mateo 7:11 parafraseado).
Busquemos a Dios de madrugada, al arrancar nuestra jornada, en la intimidad de la oración, Él anhela tener ese encuentro con nosotros, encomendémosle nuestro día y su diestra nos sostendrá, será nuestro socorro y a la sombra de sus alas nos regocijaremos (Salmo 68 parafraseado), y aun cuando andemos en valle de sombra y de muerte no temeremos mal alguno porque su vara y su callado nos infundirán aliento (Salmo 23:4 parafraseado).
Será nuestro escudo protector y estaremos armados hasta los dientes para enfrentar los desafíos de cada día, porque después de todo, para aquellos que aman al Señor todo resulta para bien, aun las dificultades (Romano 8:28 parafraseado).