sábado, 4 de octubre de 2014

El manual del usuario

Cuando adquirimos algún determinado tipo de artículo, es muy común encontrar en la caja un pequeño libro con las instrucciones específicas de cómo sacar el mayor provecho y asegurar el correcto funcionamiento del bien adquirido, es más la lectura y correcta aplicación del mismo en muchos casos, puede resultar una condicionante, para que llegado el caso, podamos ejercer nuestro derecho a reclamar la garantía en ocasión de algún desperfecto de nuestra adquisición.
Que útil nos resultaría contar con un manual de este tipo para nuestra vida cotidiana. Como nos facilitaría la vida!!!!!
Lo que muchos de nosotros desconocemos, es que en realidad, ese manual existe y está disponible para todos, el cual nos ha sido entregado por el propio creador,  con el propósito que lo pongamos en práctica y así poder operar con toda seguridad en nuestras vidas y nuestro cotidiano andar. 
Ese manual es la Biblia, la cual es inspirada por Dios y útil para enseñarnos lo que es verdad, para hacernos ver lo que está mal en nuestra vida. Nos corrige cuando estamos equivocados y nos enseña a hacer lo correcto (2 Timoteo 3:16 NTV).
En la misma podemos encontrar enseñanzas y respuestas para cada situación o momento de nuestras vidas.
Así pues en nuestra condición de hijos, como deberíamos conducirnos con nuestros padres? El quinto mandamiento entregado por Dios a Moisés en el monte Sinaí, nos dice que debemos honrar padre y madre (Deuteronomio 5:12), este es el único mandamiento con promesa, ya que si lo ponemos en práctica, nos asegura largura de días a nuestra vida y que todo nos ira bien. Nos invita a obedecerles en todo, porque esto es justo (Efesios 6:2).
Cuando tomamos la decisión de unirnos en pareja para formar una familia, la Biblia nos aconseja que tanto el hombre como la mujer deben dejar padre y madre y unirse en una sola carne (Génesis 2:20), y nos instruye acerca de cuál es el rol que cada uno; hombre o mujer; tiene dentro de la relación (Efesios 5:22-28).
Como padres nos aconseja instruir a nuestros hijos en su camino para que cuando alcancen la madurez no se aparten del mismo (Proverbios 22:6). Nos invita a no provocarlos a ira y a criarlos en amor y disciplina. 
Dependiendo de qué posición ocupemos dentro de la comunidad nos da instrucciones bien claras sobre cómo debemos conducirnos. Nos advierte que el bien que cada uno haga, eso recibirá de recompensa del Señor (Efesios 6:5-9).
La Biblia también nos habla de sobre cómo debemos conducirnos como ciudadanos, que actitud tener en relación a nuestros impuestos, sobre cuál es la conducta que debemos observar en nuestra relación a los demás, etc. En fin, en ella podemos encontrar instrucciones sobre una diversidad de temas cotidianos y cómo conducirnos en una variedad de situaciones de nuestro diario andar que si quisiéramos enumerarlas, la lista sería bastante extensa.
A lo largo del tiempo, las sociedades han aceptado la mayoría de sus enseñanzas; aun fuera de un contexto de relación con nuestro Padre que está en los cielos; como valederas para una convivencia civilizada, o de buena moral.
Sin embargo al igual que ocurre con los manuales de usuarios, nuestro ego y nuestra auto suficiencia, nos lleva a actuar sin detenernos a meditar y evaluar la correcta manera de hacer las cosas. Esta actitud a menudo nos lleva en muchos casos a equivocarnos y cometer errores, los que dependiendo de la situación pueden generar daños irreparables en nuestras vidas presente y futura.
En Josué 1:8 (NTV) encontramos una invitación y a la vez una advertencia que nos entrega el Señor. Nos llama a estudiar constantemente ese libro de instrucción que es la Biblia, a meditar en él de día y de noche para asegurarnos de obedecer todo lo que en él está escrito, pues de este modo nos asegura que no nos equivocaremos y entonces nos irá bien en todo aquello que hagamos.
En otras palabras, de nosotros depende de qué modo transitaremos por esta vida, guiados por nuestro sentido común, que muchas veces es el menos común de los sentidos, o conforme a las instrucciones que recibimos luego de meditar diariamente en este manual del usuario que no es otra cosa que la propia Palabra de Dios, que es viva, eficaz y permance para siempre, aun cuando todo pasa. (1 de Pedro 1:25)

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