
El mensaje que incluía las fotos de los tomates, terminaba diciendo que, sin mucho cuidado, los mismos habían crecido, cosa que puso muy contento a sus hijos cuando lo vieron, por lo que nos recomendaba replicar la actividad en nuestros respectivos hogares junto con la familia. Para citar sus propias palabras sus hijos quedaron felices con la experiencia.
Meditando sobre ello, me puse a pensar en lo cierto de aquello que dice que no hace falta mucho o quizás ninguna actividad muy rebuscada para pasar momentos especiales con nuestras familias, como vulgarmente se dice la felicidad está en disfrutar de las pequeñas cosas, y lógico que debemos aprovecharlas, porque los buenos momentos generan buenos recuerdos, y además tienen la capacidad de liberar en nuestro cuerpo la llamada hormona de la felicidad o serotonina, la cual a su vez tiene efectos muy positivos en nuestro organismo, muy por el contrario de lo que produce el cortisol, el cual es liberado en los momentos de tensión, preocupación y estrés.
Ahora bien, es evidente que a lo largo de nuestra vida van a surgir situaciones que nos van a poner incomodos, situaciones, que en otras palabras y por decir lo mínimo van a crear en nosotros la posibilidad de que liberemos algo de cortisol, y es en esos momentos donde deberíamos actuar con sabiduría e inteligencia. Pero, y como lo hacemos?
Bueno, pues una vez más la Palabra de Dios nos muestra cómo lograrlo. A través de la Carta a los Filipenses, el Apóstol Pablo nos dice que no debemos estar afanosos por nada, sino por el contrario presentemos nuestras peticiones y ruegos en acción de gracias, y la Paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento guardará nuestros corazones; nos dice también que debemos pensar en todo lo que es verdadero, en todo lo que es honesto, justo, puro y digno de alabanza, y que el Dios de paz estará con nosotros (Filipenses 4:6-9 parafraseado).
Como seres humanos que somos, dotados de voluntad, carácter y con la capacidad de tomar decisiones, somos capaces de elegir en que pensar, podemos elegir llevar nuestros pensamientos cautivos a los pensamientos de Cristo (2 Corintios 10:5), o podemos optar por dar rienda suelta a nuestra carne, permitiendo que los pensamientos de temor, miedo, angustia o preocupación nos dominen, y como el pensamiento ocupa lugar, puesto que resulta imposible pensar en dos cosas al mismo tiempo, de nosotros depende con qué tipo de pensamientos llenaremos nuestra mente, porque además debemos ser conscientes que Dios habita en el medio de la alabanza de su pueblo (Salmos 22:3), y no en el medio de sus quejas.
Nosotros fuimos llamados a ser guiados por el Espíritu Santo, y quienes somos guiados por Él, lo demostramos cuando revelamos sus frutos en nuestra vida, y uno de estos precisamente es el Gozo (Gálatas 5:22) que a diferencia de la felicidad no es resultado de nuestras circunstancias externas, sino que depende únicamente de la actividad del Espíritu Santo en nuestras vidas, en otras palabras, las circunstancias, que aunque a veces adversas, no influyen en nuestra voluntad, porque el gozo que viene de Dios es nuestra fortaleza, y por lo tanto no andamos tristes (Nehemías 8:10), por el contrario tenemos nuestra confianza puesta en Cristo Jesús autor y consumador de nuestra fe (Hebreos 12:2), y al igual que ÉL soportamos las pruebas que se nos presentan teniendo por delante el gozo de nuestra recompensa. Esto es posible porque tenemos una relación profunda con Dios, una relación en la que Él está con nosotros, porque nosotros permanecemos con Él, y deja que lo encontremos porque lo buscamos (2 Crónicas 15:2 parafraseado), y como consecuencia de esa relación, cada mañana cuando despunta el alba nos predisponernos a gozarnos y alegrarnos porque es el día que hizo el Señor para cada uno de nosotros (Salmos 118:24), aun cuando en el trascurso de este se presenten pruebas y dificultades, porque en Cristo Jesús somos más que vencedores (Romanos 8:37), ya que sabemos que para quienes aman al Señor todo resulta para bien (Romanos 8:28), aun las dificultades, porque de todas nuestras angustias nos librará Dios (Salmos 34:19 parafraseado).
Excelente!!!!
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